jueves, 7 de mayo de 2015

El país imaginado de Eduardo Berti

La superstición nos limita, siempre lo ha hecho, pero hay ciertos momentos y lugares en los que ha sido tremendamente determinante. En esta novela, una adolescente china de principios del siglo XX, relata su importancia y su voluntad (la de la superstición colectiva) para que podamos contemplar la locura humana, oculta tras un traje de serenidad. 

Ling teme, por encima de todas las cosas, el matrimonio que puedan concertar sus padres con un desconocido y, sin darse cuenta, se enamora perdidamente de una chica con la que traba una amistad obsesiva y muy poco sana. De repente, su vida gira en torno a ella, a su manera de vestir, de peinarse, de mirar, de hablar; pero su mundo no se detiene y los vivos y los muertos de su alrededor guardan otros planes para ella.

Bodas de amor entre una muerta y un joven vivo. Amores obsesivos y delirantes por un objeto de deseo de cuerpo real y mente inventada. Una abuela que llama a su nieta desde la tumba, para consultarle, hablar con ella, retarla. En resumen, un libro magnífico, intrigante y delicado.

Para mí este 'país imaginado' ha sido una realidad no fantástica donde la influencia de los muertos es más poderosa que la de los vivos, donde la pasión, venga de donde venga, es el motor de todo. 

"El mundo está mal hecho, dije.
  El mundo no está hecho, me corrigió Xiaomei"


Editorial Impedimenta