martes, 21 de julio de 2015

Para acabar con Eddy Bellegueule de Édouard Louis (Salamandra, 2015)

Un acto de violencia pesa más que cinco de amor, sobre todo si somos niños, intentando descubrir de qué va todo esto. El protagonista de Para acabar con Eddy Bellegueule expone su infancia sin tapujos, sin lágrimas, sin victimismos… la expone tal cual la vivió (la sufrió), rodeado de burlas, discriminación y vergüenza por ser algo que ni siquiera podía alcanzar a entender.

Eddy nace en el seno de una familia humilde, desastrosa y primitiva. Lo masculino y lo femenino se reducen a ‘violencia’ y ‘sumisión’, respectivamente. No hay matices; si no eres bruto y descorazonado eres un maricón. Qué decir de alguien que resulta diferente, que no alaba la violencia, que no se identifica con el rol que la sociedad le impone.


En el colegio recibe palizas en secreto porque parte de su ser cree que se lo merece, que es el trato que alguien afeminado debe recibir. En casa, siente la vergüenza de aquellos que esperaban de él ‘un macho’. Pese al rechazo que los demás sienten hacia él, quizás el que crea las heridas más profundas es el odio que siente él mismo: hacia sus gritos agudos, su manera de caminar, su falta de interés en aficiones propiamente masculinas… Desea desaparecer, cambiar y difuminar su personalidad para poder confundirla con la del resto de hombres del pueblo: seres unineuronales que beben, que pegan a sus mujeres, que delinquen, que tienen la sensibilidad de un ladrillo.

Eddy intentará sobrevivir con todas las armas a su abasto, a veces patéticas, a veces monstruosas. Ante la violencia nadie queda intacto y esta realidad novelada es sólo un ejemplo del daño que puede llegar a hacer en su combinación con la ignorancia. En esta novela cada palabra pesa, cada episodio te removerá el corazón.

Salamandra, 2015


miércoles, 3 de junio de 2015

El cielo oblicuo, de Belén García Albia (Impedimenta, 2015)


Desde niñas nos programan para ser madres. Es un paso en la secuencia lógica de la vida femenina que seguimos y queremos seguir sin plantearnos por qué. Es, quizás, el paso necesario para que nos consideren (y, a su vez, nos consideremos) completas. 

¿Qué ocurre cuando no queremos o no podemos engendrar a un nuevo ser en nuestro interior? El cielo oblicuo, de Belén García Abia, ahonda en la experiencia de aquellas madres que no pueden ser madres; la perspectiva es tan cercana a la voz narrativa que desgarra la piel. Junto con ella, podemos reflexionar desde lo más profundo sobre la figura de la no-madre en la que se incluye, nos incluye (tanto a hombres como a mujeres) y, a su vez, incluye a escritoras que trascendieron la historia de la letras y que se vieron afectadas por la no-maternidad: Martín Gaite, Lessing, Garro, Colette , Lispector, Walker, Morrison, Woolf, Mansfield... 

En este ejercicio, en el que la voz confiesa escribir para comprender ese dolor mudo tan nuestro, pasaremos por las diferentes etapas de su interior quebrado en el que será dolorosamente sencillo ver nuestro reflejo. La incapacidad de concebir como tortura, como patología crónica que lleva a la locura, como elemento que nos priva de la salud del alma. La escritura como proceso de curación. 


jueves, 7 de mayo de 2015

El país imaginado de Eduardo Berti

La superstición nos limita, siempre lo ha hecho, pero hay ciertos momentos y lugares en los que ha sido tremendamente determinante. En esta novela, una adolescente china de principios del siglo XX, relata su importancia y su voluntad (la de la superstición colectiva) para que podamos contemplar la locura humana, oculta tras un traje de serenidad. 

Ling teme, por encima de todas las cosas, el matrimonio que puedan concertar sus padres con un desconocido y, sin darse cuenta, se enamora perdidamente de una chica con la que traba una amistad obsesiva y muy poco sana. De repente, su vida gira en torno a ella, a su manera de vestir, de peinarse, de mirar, de hablar; pero su mundo no se detiene y los vivos y los muertos de su alrededor guardan otros planes para ella.

Bodas de amor entre una muerta y un joven vivo. Amores obsesivos y delirantes por un objeto de deseo de cuerpo real y mente inventada. Una abuela que llama a su nieta desde la tumba, para consultarle, hablar con ella, retarla. En resumen, un libro magnífico, intrigante y delicado.

Para mí este 'país imaginado' ha sido una realidad no fantástica donde la influencia de los muertos es más poderosa que la de los vivos, donde la pasión, venga de donde venga, es el motor de todo. 

"El mundo está mal hecho, dije.
  El mundo no está hecho, me corrigió Xiaomei"


Editorial Impedimenta

miércoles, 15 de abril de 2015

Las buenas intenciones de Amity Gaige

Las mentiras son un lastre. Un acto que nos puede condenar al ostracismo eterno. Son motivo de ruptura, de olvido, de desamor pero también son parte de nuestra esencia. Las personas somos mentirosas por naturaleza aunque en la mayoría de ocasiones, al ser tan pequeñas, no les damos importancia, creemos que no nos roban un gramo de virtud. En Las buenas intenciones de Amity Gaige, podemos ver como una mentira infantil, minúscula, acaba por condicionar toda una vida, privando de cualquier tipo de felicidad, por mínima que sea.

Eric era un hombre casado y padre de una niña adorable e increíblemente lista, Meadow. La novela da comienzo en el momento en el que su esposa y él se separan (en contra de su voluntad) y empiezan los problemas por la custodia de la niña. Eric no es un padre corriente aunque eso no lo convierte necesariamente en mal padre. Lucha por poder ver a su hija, primero con buenas palabras y luego con acciones legales, pero cuando su ex-mujer decide poner límites a las visitas y éste prevé que, irremediablemente, le van a separar de Meadow, comete, sin quererlo del todo, una locura: emprende un viaje con la pequeña sin el permiso materno (lo que legalmente se entiende por 'secuestro'). 

Desde la perspectiva del protagonista tenemos acceso a todo el amor que profesa por su hija y que aún mantiene por su mujer. Analiza desde el corazón los hechos presentes y pasados y, aunque sabe que lo que está haciendo no es correcto y que es temporal, llegados a un punto de no retorno, su única prioridad es permanecer junto a Meadow todo el tiempo posible.

Por si fuera poco, Eric esconde un secreto desde la infancia que ha condicionado todas las relaciones personales que ha mantenido: tiene nacionalidad alemana y un apellido diferente al que siempre ha dicho tener. No es Eric Kennedy, sino Eric Schroder. Su padre y él viajaron desde Alemania hasta EUA cuando Eric era muy pequeño en busca de una vida libre. Al no ser aceptado por los chicos del barrio, decidió cambiar de apellido para registrarse en un campamento de verano y, es ahí, desde la inocencia, donde crea una pequeña bola de nieve que no parará de rodar hasta su madurez. 

La prosa de Gaige es magnífica y algunas expresiones son subrayables de necesidad, casi poesía. La novela es en realidad una carta a Laura, su esposa, después de todo lo sucedido: se trata de todo un acierto por parte de Gaige. Estamos ante una novela que combina emoción y razón con un equilibrio fantástico. Sabemos que las decisiones de Eric son incorrectas, incluso peligrosas, pero el acceso directo que tenemos a sus pensamientos más íntimos nos hace comprenderle, quizás, demasiado.

Traducción para Empúries de Marta Pera.
Traducción para Salamandra de Sonia Tapia Sánchez.



domingo, 12 de abril de 2015

Intranerso de Carlos Miguel Cortés @TuristaEnTuPelo

Intranerso:

1. Dícese del universo personal que todos guardamos en el interior de nosotros mismos. Es un rincón de difícil acceso y al que no se suele dejar entrar a cualquiera. No se ha logrado determinar con exactitud si se encuentra en la cabeza o en el corazón.

Poemas y prosa poética. ¿Qué más dan las etiquetas? Si no las necesitas para leer tranquilamente y disfrutar del contenido y de la forma que lo envuelve, Intranerso te está esperando. Las sensaciones acompañan a sucesos, más o menos tangibles, y Miguel Cortés se encarga de acercarlos a nuestra realidad para que nos conmuevan de la cabeza a los pies. 

El sexo y el amor, los grandes protagonistas de este libro, son expresados de forma tremendamente emocional, tremendamente terrenal. Palabras acertadas que nos demuestran que verbos como 'follar' no tienen por qué ser agresivos (o sí, si es lo que deseamos) si nos quedamos con las connotaciones que nos interesan; que puede ser sinónimo de 'amar' desde nuestra vertiente más animal. 

Juguemos con los verbos, con las convenciones, con las connotaciones.


sábado, 4 de abril de 2015

Aproximación poética a Magical Girl (2014)

Me siento
como la pirada de Magical Girl.
Espejos maltratados
con fuerza lenta.
Soy la niña de fuego
ojos acalorados
sin color latente
botes medio vacíos.

Las pastillas
recorren la vida
junto a los glóbulos
                                        rojos, rojísimos.
No pediré
lagartos negros
ni abrazos extraños
no tengo hojalata
a la que aferrarme.

Sólo quiero fumar
tumbada junto a ti
con una cicatriz
que llora
sobre miles que descansan
bajo la piel
interna
y rosada, color carne.

Fantasías de pago
no pondré mi alma en venta
por un tarjeta
blanca
que me abra las puertas
del teatro
terciopelo
carmesí como mi boca.

Cerrojos de psiquiátrico
regalos obsesivos
que abrasan
el cielo magenta
de nubes verdes
para piradas como yo
como tú
como nosotras.



viernes, 3 de abril de 2015

La gran belleza (2013)



Jamás pensé que la decadencia más absoluta pudiese albergar tanta belleza. En mi cerebro estos conceptos pertenecían a campos cromáticos diametralmente opuestos pero, tras ‘La gran belleza’, veo como pueden llegar a encajar perfectamente bajo determinadas circunstancias. La decadencia que encontramos en esta película es exuberante y preciosa porque el narrador (el mismo protagonista) habla desde ella, reconociéndola y haciéndola suya. No se esconde de su hastío, de su aburrimiento, de su falta de talento para crear una nueva novela.

La película da comienzo con la fiesta del 65 cumpleaños de Jep Gambardella, un periodista que escribió una novela excelente hace muchos años; gracias a ella todavía es un personaje reconocido y respetado en la Roma más exclusiva. Aun así, su rutina consiste en acudir a fiestas descontroladas noche tras noche y levantarse tarde para realizar alguna que otra entrevista. A lo largo de la película, le seguiremos para que nos muestre el lado más sórdido de la Roma elitista desde una normalización que sorprende. Los personajes irán hilando la historia sin saberlo interfiriendo en su vida (o viceversa). Por otro lado, Jep Gambardella, se irá deteniendo en momentos que abruman por su belleza, tanto del momento que vive como de su memoria.    


En esta ocasión las palabras no alcanzan. Les prometo que no alcanzan aunque si sirven de motivación para ver la película, habrán merecido la pena ya que, según la periodista Txell Canela, “La gran belleza es LA GRAN BELLEZA.”


jueves, 2 de abril de 2015

Loreak (Flores) 2014

Me enamoré de un ramo de flores que llegaba puntual, cada jueves a las 6.30 de la tarde. Me enamoré porque me recordaban que yo era alguien para alguien, que existía más allá de las miradas anónimas. Me enamoré, de paso, de un muerto inventado al que quise más que a cualquier vivo y lo hice, sin restricciones, porque lo necesitaba para seguir viviendo. 
Y en aquella curva, en la que mi amado y mis amadas descansaban, visité mis ilusiones, también, una vez por semana, para no olvidarme de que una vez fui alguien para alguien. Y así pasaron los meses, iluminada tan sólo por una cerilla minúscula que me indicaba el camino: el aroma de las flores frescas. 
No dejé de andar pero la realidad se cruzó en mi camino para dejarme las cosas claras: las flores no me iban a salvar, no son globos de helio con los que despegar los pies de la tierra para siempre. No podía seguir encerrada en esas cuatro paredes, la mente no es suficiente.
Mientras tanto, ella, también triste, me buscaba para saber si su amado coincidía con el mío. Pensé que sí, pensé que no. Hacia dentro existía a veces, bajo la lluvia se diluía con facilidad. Y los años me vivieron y la crueldad se evaporó poco a poco en locura, la tristeza en serenidad y su desconcierto, en paz.



jueves, 26 de marzo de 2015

Nostalgia de Odiseo de Nuria Barrios

Todos conocemos la historia del gran Odiseo, ese héroe legendario que pasó diez años luchando en la guerra de Troya y, otros diez, intentando volver a casa, enfrentándose a enemigos mitológicos. Penélope le esperó paciente y se convirtió en el símbolo de la fidelidad matrimonial. Sabemos que engañó a los pretendientes haciéndoles creer que cuando acabara de tejer el sudario en el que estaba enfrascada, elegiría a uno de ellos. Pero más allá de eso, ¿qué sentía? ¿qué sufría? ¿qué le hizo permanecer fiel durante veinte años a un hombre del que no sabía si regresaría?
En Nostalgia de Odiseo, Nuria Barrios se dedica, mediante un conjunto de poemas, a revelarnos los deseos más íntimos de esta joven que envejeció tejiendo, puntada a puntada. En este libro Penélope es la protagonista y tenemos acceso a la cara B de esta historia universal. 
Poemas preciosos, poemas precisos.

NADIE (TEXTUS 10)

yo
que he sido Penélope
soy
nadie
todas
enhebradas
nosotras




miércoles, 25 de marzo de 2015

'Te espero dentro' de Pedro Zarraluki


Con ‘Te espero dentro’, Pedro Zarraluki nos regala 11 ventanas hacia la vida de los otros. Escoge la perspectiva perfecta, el momento adecuado y con una naturalidad pasmosa nos muestra desde lo más común, hasta lo más desconcertante. La narrativa llega a envolvernos el corazón para agarrarlo con firmeza y recordarnos que estamos vivos, que la vida de nuestros vecinos, de nuestros amigos, de nuestros familiares, de nosotros mismos es así muchas veces, demasiado real para comprenderla.
Relaciones complejas, reacciones inesperadas, miedos, preocupaciones, deseos, desidia ante la existencia, recuerdos dolorosos, recuerdos dulces, el despertar sexual, la culpabilidad sexual, ira contenida, ira liberada…
Cada relato es un mundo que, sin darnos cuenta, nos atrapa. No hay lugar para la indiferencia. Antes de pasar al cuento siguiente la mente se para en ese limbo en el que las reflexiones de uno y los personajes se mezclan, cobran vida y conviven para llenar un poco más nuestro corazón y nuestra mente.
Indispensable.

Boyhood (Momentos de una vida) (2014)


'Boyhood' ha sido aplaudida por la crítica y por cierto sector del público (aquel que aprecia "el buen cine") desde el primer momento, lo cual no pone las cosas fáciles cuando uno se dispone a disfrutar de 165 minutos de cine. Las expectativas, desbordantes, me hacían temer lo peor: que el recurso utilizado (mismos actores durante 12 años para concentrar 'momentos de una vida' en un drama de más de dos horas) no estuviera a la altura de la trama o que la eclipsara por completo.
Creo que, con respecto a esta película, las opiniones pueden ser muy dispares. Para algunos es demasiado larga, otros creen que falta acción o que no hay un final lo suficientemente concluso... Lo cierto es que a mí me enamoró; es lo más real que he visto en años. La trama está bien definida pero es su combinación con detalles ordinarios lo que hace grande esta película.
La casualidad ha querido que mi hermano pequeño y el protagonista tengan la misma edad (probablemente la hermana del protagonista sea algo más pequeña que yo) y todos los recuerdos ficticios que aparecen en ‘Boyhood’ me han devuelto a momentos que ni siquiera tenía presentes en mi memoria. Creo que esto me convierte en una afortunada porque hay recuerdos ficticios, los más cotidianos, que únicamente los de mi generación (o la de mi hermano) podemos llegar a apreciar.
La película se ha etiquetado como ‘drama’ pero a mí no me lo ha parecido. Es simplemente lo más cercano a lo que significa vivir que he visto en pantalla; reír, sufrir, intentar encontrar un camino en la vida o un fin, equivocarse, descifrar la propia identidad… Puede que el momento clave para algunos sea el final pero para mí, lo que me llegó a conmover realmente, fue el momento previo en el que la madre resume en segundos lo que esperaba de su vida, lo que ha sido su vida.
Puede que no sea perfecta pero cumple el objetivo: retratar la vida; la que nos rodea y la que nos define.

'Niños en el tiempo' de Ricardo Menéndez Salmón


Decir que ‘Niños en el tiempo’ es una joya, sería una declaración demasiado insustancial. La cantidad de sentimientos y sensaciones que me sobrecogieron al leer esta novela fueron de tal intensidad que no puedo resumirla en un sustantivo, en un adjetivo.
‘Niños en el tiempo’ se divide en tres partes que se unen al final inesperadamente. En la primera, ‘La herida’, el dolor nos inunda aunque, sorprendentemente, nos obliga a seguir leyendo. Un matrimonio pierde a un hijo y Menéndez Salmón relata la agonía que supone intentar sobrevivir a ello, como padre y como esposo. Desgarrador.
“Es humano, demasiado humano, tener que seguir adelante cuando todo pronostica que la posteridad, el porvenir, el mañana, son lanzas clavadas en el costado de la cordura.”
‘La cicatriz’, segunda parte del libro, nos habla de la niñez de Jesucristo. El autor proporciona a ese símbolo, a esa figura omnipresente en la cultura occidental, unos primeros pasos maravillosamente humanos. Gracias a ello nos cuestionamos, junto con el narrador, asuntos que, pese a ser evidentes, habían pasado inadvertidos ante nuestros ojos por la fuerza de Jesús como símbolo.
“¿Perpetró la misma ruta que los demás niños, cumplió el viaje infinito al linaje de cuerpos del que los mortales proceden? Niños de niños de niños.”
Con ‘La piel’, que cierra ‘Niños en el tiempo’, nos encontramos con una mujer que decide huir a Creta por un tiempo al descubrir que está embarazada sin saber quién es el padre con certeza. Esa pequeña estancia y, sobre todo, su encuentro con un exiliado de la vida, cambiará su percepción de la existencia para siempre y dejará al lector con la boca abierto. Es quizás esta parte la que incluye los fragmentos más preciosos:
“Bastaba saber que las estrellas estaban allí, sobre sus cabezas, y que ningún hombre podría reclamarlas como suyas, ya que en realidad pertenecían a todos por igual.”
Merece mucho mucho mucho la pena.

Voices from Chernobyl de Svetlana Alexievich

En Voices from Chernobyl, la periodista ‪#‎SvetlanaAlexievich‬ recoge los testimonios de los supervivientes que se vieron afectados por el desastre ocurrido tras la explosión de un reactor de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin (a 18km de la ciudad de Chernóbil): madres, esposas, militares, bomberos, hijas, profesores, parteras, aquellos que huyeron, aquellos que regresaron… todos ellos rodeados de una soledad y una tristeza abrumadoras.
Sobra decir que se trata de un libro en el que la realidad es demasiado cruda como para digerirla de una sentada; de hecho, no creo que se pueda digerir, se queda en la garganta creando un nudo que nos acompaña en toda la lectura. Sin filtros, los testimonios se van sucediendo y tu corazón se estremece contantemente. Dejan de ser perfiles desdibujados de un territorio lejano y se llenan de humanidad; cada testimonio pertenece a una persona, con nombre y apellidos, con una tragedia inconmensurable que empezó el día de la explosión pero que todavía perdura.
Gracias a ellos, las ideas preconcebidas sobre Chernóbil y sus gentes desaparecen y vemos a seres humanos con grandes valores como la lealtad, el amor incondicional hacia los familiares, hacia los vecinos, hacia la tierra. Antes del desastre formaban una comunidad sólida y casi idílica donde unos cuidaban de otros. Ahora, ser de Chernóbil es sinónimo de ser una atracción de circo o un ente monstruoso del que huir.
No quiero resumir sus historias porque tampoco lo quiso la autora. Ser testigo, nada más. Por eso, aquí recojo directamente algunos de los fragmentos que más me han impresionado.
“He started to change—every day I met a brand-new person. The burns started to come to the surface. […] My love. They couldn’t get a single pair of shoes to fit him. They buried him barefoot. [] No one wants to hear about death. About what scared them. But I was telling you about love. About my love…”
“I gave my cap to my little son. He really wanted it. And he wore it all the time. Two years later they gave him a diagnosis: a tumor in his brain… You can write the rest of this yourself. I don’t want to talk anymore.”
“My daughter was six years old. I’m putting her to bed, and she whispers in my ear: ‘Daddy, I want to live, I’m still little.’ […] I want to bear witness: my daughter died from Chernobyl. And they want us to forget about it.”
“She plays ‘hospital’. She gives her dolls shots, takes their temperature, puts them on IV. If a doll dies, she covers it with a white sheet.”

‪#El Principito‬ (1943) de Antoine de Saint-Exupéry


Este post, a diferencia de los otros, no pretende analizar el libro en cuestión. No creo que pueda decir nada nuevo sobre este clásico universal. Solamente quiero recordarlo para que algún perdido lo recuerde conmigo y lo vuelva a leer, o lo lea por primera vez si es que nunca lo ha hecho.
El Principito (1943)

El Principito debería llevarse en el bolso como se lleva una aspirina de emergencia. En cualquier momento el corazón puede necesitar de sentido común en un mundo que se cree serio y coherente. Ser adulto está sobrevalorado. De hecho no conozco a ningún humano feliz que sea enteramente adulto. Aquél que reniega de su inocencia está destinado a la amargura.
Dicho así parece algo sencillo pero al crecer las responsabilidades aumentan, las risas injustificadas disminuyen y pensar por uno mismo resulta realmente difícil cuando nos sentimos juzgados en todo momento. Aparentar, aparentar y aparentar. Una pregunta curiosa siempre está considerada ‘fuera de lugar’. ¿Qué quiere decir eso? ¿Fuera de qué lugar?
El caso es que El Principito puede servir de brújula para recuperar el norte que perdemos en nuestro día a día; entre horarios, oficinas, obligaciones, observaciones lógicas… No debería faltar en tu botiquín emocional (por muy cursi que suene). Unas gotas de ‘principito’ al mes, o incluso al año, nos pueden hacer mucho bien.
“Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.”
Uno se expone a llorar un poco, si se ha dejado domesticar…”

'Ha vuelto' (2013) de Timur Vermes


Adolf Hitler se despierta en el Berlín del siglo XXI sin saber qué ha ocurrido; eso sí, su personalidad y su memoria siguen intactas. Poco a poco va descubriendo que se encuentra en la Alemania de Angela Merkel, una Alemania en la que ha habido muchos cambios desde que él estaba en el poder. Lo cierto es que la novela pintaba muy bien, pero antes de empezarla, apareció una sombra que podría echar a perder todo el potencial de la novela: cabía la posibilidad de que la narración en primera persona del propio Adolf Hitler resultara una burda caricatura.
Para mi sorpresa, el personaje de este Adolf Hitler resucitado es intelectual y emocionalmente complejo. Pese a representar a la figura histórica, Timur Vermes realiza un gran esfuerzo por adentrarse en su lógica y en su carácter. Como decíamos, lo cierto es que al acceder directamente a los pensamientos, y a su consecuente conducta, el autor corría el riesgo de caer en un tópico continuo y repetitivo pero el experimento resulta un verdadero éxito. No cabe duda de que la obra de Adolf Hitler fue monstruosa pero Timur Vermes no se queda ahí e intenta escarbar en su psique.
Por una parte surgirán escenas comiquísimas fruto del simple choque entre la sociedad del siglo XXI y el Fürer del siglo XX; por otra, la comunidad no se mostrará impasible a la popularidad que ganará rápidamente al ser fichado por un programa de televisión. Unos se mostrarán encantados al entender que se trata de una crítica, otros se sentirán ofendidos por las heridas que remueve cada vez que aparece en los medios.
A modo de conclusión podríamos decir que se trata de un libro complejo que abarca tanto la risa como la reflexión, siempre desde una perspectiva inteligente mediante una narración bien elaborada.
“Había algo absolutamente insólito en todo aquello. Estaba en Berlín, desde luego, pero privado, eso era evidente, de todo el aparato del gobierno. Tenía que regresar con urgencia al búnker [...]“

‘Nada’ de Janne Teller (2011)


Audaz. Controvertido. Asombroso (literamente). Breathtaking. Inteligente. Reflexivo. Un libro que no te dejará indiferente.

Mi memoria lo situará siempre junto a ‘El secreto’ de Donna Tartt. Las autoras no comparten el mismo tipo de narración, tampoco comparten un planteamiento argumental similar. Aun así, los temas se rozan con los dedos y eso es suficiente para que guarde ambas novelas en mi ‘conciencia literaria’ (término que acabo de acuñar porque sí) como dos grandes libros sobre la oscuridad que pueden albergar las mentes más jóvenes.

En este caso, los protagonistas de ‘Nada’ rondan los trece años y pertenecen a la misma clase. Sus vidas transcurren con total normalidad hasta que a la vuelta de las vacaciones de verano, uno de ellos, Pierre Anthon, descubre que “nada importa” y que, por lo tanto “no merece la pena hacer nada.” Se levanta de la mesa, revela a sus compañeros la epifanía que acaba de tener y se marcha para instalarse en lo alto de un ciruelo y recordarles a sus compañeros de clase, con distintos argumentos, que la vida que llevan es absurda.
La reacción no se hace esperar. Furiosos ante las verdades de Pierre Anthon, un grupo de ellos decide reunirse para darle una lección al inquilino del ciruelo. Pronto creen hallar una respuesta: reunir un montón de significado; es decir, reunir objetos que son muy relevantes para ellos. Lo que empieza como una aventura inocente liderada por unas ansias de moralidad, acabará por convertirse en un motor de perversión imparable en el que ‘el montón de significado’ se convertirá en algo macabro. Su descubrimiento puede llegar a escandalizar a una sociedad entera.
La importancia de este breve libro reside, no sólo en sus páginas, sino especialmente en lo que nos hace plantearnos sobre la existencia, sobre nuestros límites y sobre lo que consideramos ‘verdadero’ o ‘importante’. Pierre sembrará la semilla de la discordia entre sus compañeros, pero también lo hará en nuestro cerebro.
En una palabra, “magistral”.

viernes, 20 de marzo de 2015

Vida de provincias de María Yuste (2015)

Honolulu Books acaba de publicar Vida de provincias de María Yuste. Esta escritora, de tan sólo 26 años, ha conseguido lo que muchos desean y no siempre consiguen tras décadas de escritura: un libro generacional y atemporal al mismo tiempo. Por fin, aquellos que nacimos entre finales de los 80 y principios de los 90 del siglo XX, podemos leer episodios en los que reconocemos recuerdos propios que nos marcaron y que nos hacen sentirnos maravillosamente viejos.  Además, dejando de lado el factor generacional, la autora consigue con su prosa, casi poética en diferentes ocasiones, conectar con sensaciones que todo ser humano, tenga la edad que tenga, ha experimentado y han quedado marcadas a fuego en la memoria. Estos textos breves, que nacen de 'la vida de provincias', consiguen trascender y emocionar al lector, sea de los 90 o no, sea de provincias o de ciudad.  

Con Vida de provincias, María Yuste abre una ventana a su corazón para que el lector pueda asomarse a un álbum familiar lleno de recortes, lleno de primeros planos emocionales, que van desde la más tierna infancia hasta la adolescencia tardía. Risa, temor, emoción, miedo... todo ello en textos ágiles y precisos. La prosa y las pequeñas escenas de este librito tamaño postal te encantarán ahora que estás en tu veintena, pero te gustarán mucho más cuando lo recuperes de la estantería, lleno de polvo, pasadas unas cuantas décadas, y puedas volver a tu infancia y a tu adolescencia en unas pocas frases.



HonoluluBooks 2015