jueves, 26 de marzo de 2015

Nostalgia de Odiseo de Nuria Barrios

Todos conocemos la historia del gran Odiseo, ese héroe legendario que pasó diez años luchando en la guerra de Troya y, otros diez, intentando volver a casa, enfrentándose a enemigos mitológicos. Penélope le esperó paciente y se convirtió en el símbolo de la fidelidad matrimonial. Sabemos que engañó a los pretendientes haciéndoles creer que cuando acabara de tejer el sudario en el que estaba enfrascada, elegiría a uno de ellos. Pero más allá de eso, ¿qué sentía? ¿qué sufría? ¿qué le hizo permanecer fiel durante veinte años a un hombre del que no sabía si regresaría?
En Nostalgia de Odiseo, Nuria Barrios se dedica, mediante un conjunto de poemas, a revelarnos los deseos más íntimos de esta joven que envejeció tejiendo, puntada a puntada. En este libro Penélope es la protagonista y tenemos acceso a la cara B de esta historia universal. 
Poemas preciosos, poemas precisos.

NADIE (TEXTUS 10)

yo
que he sido Penélope
soy
nadie
todas
enhebradas
nosotras




miércoles, 25 de marzo de 2015

'Te espero dentro' de Pedro Zarraluki


Con ‘Te espero dentro’, Pedro Zarraluki nos regala 11 ventanas hacia la vida de los otros. Escoge la perspectiva perfecta, el momento adecuado y con una naturalidad pasmosa nos muestra desde lo más común, hasta lo más desconcertante. La narrativa llega a envolvernos el corazón para agarrarlo con firmeza y recordarnos que estamos vivos, que la vida de nuestros vecinos, de nuestros amigos, de nuestros familiares, de nosotros mismos es así muchas veces, demasiado real para comprenderla.
Relaciones complejas, reacciones inesperadas, miedos, preocupaciones, deseos, desidia ante la existencia, recuerdos dolorosos, recuerdos dulces, el despertar sexual, la culpabilidad sexual, ira contenida, ira liberada…
Cada relato es un mundo que, sin darnos cuenta, nos atrapa. No hay lugar para la indiferencia. Antes de pasar al cuento siguiente la mente se para en ese limbo en el que las reflexiones de uno y los personajes se mezclan, cobran vida y conviven para llenar un poco más nuestro corazón y nuestra mente.
Indispensable.

Boyhood (Momentos de una vida) (2014)


'Boyhood' ha sido aplaudida por la crítica y por cierto sector del público (aquel que aprecia "el buen cine") desde el primer momento, lo cual no pone las cosas fáciles cuando uno se dispone a disfrutar de 165 minutos de cine. Las expectativas, desbordantes, me hacían temer lo peor: que el recurso utilizado (mismos actores durante 12 años para concentrar 'momentos de una vida' en un drama de más de dos horas) no estuviera a la altura de la trama o que la eclipsara por completo.
Creo que, con respecto a esta película, las opiniones pueden ser muy dispares. Para algunos es demasiado larga, otros creen que falta acción o que no hay un final lo suficientemente concluso... Lo cierto es que a mí me enamoró; es lo más real que he visto en años. La trama está bien definida pero es su combinación con detalles ordinarios lo que hace grande esta película.
La casualidad ha querido que mi hermano pequeño y el protagonista tengan la misma edad (probablemente la hermana del protagonista sea algo más pequeña que yo) y todos los recuerdos ficticios que aparecen en ‘Boyhood’ me han devuelto a momentos que ni siquiera tenía presentes en mi memoria. Creo que esto me convierte en una afortunada porque hay recuerdos ficticios, los más cotidianos, que únicamente los de mi generación (o la de mi hermano) podemos llegar a apreciar.
La película se ha etiquetado como ‘drama’ pero a mí no me lo ha parecido. Es simplemente lo más cercano a lo que significa vivir que he visto en pantalla; reír, sufrir, intentar encontrar un camino en la vida o un fin, equivocarse, descifrar la propia identidad… Puede que el momento clave para algunos sea el final pero para mí, lo que me llegó a conmover realmente, fue el momento previo en el que la madre resume en segundos lo que esperaba de su vida, lo que ha sido su vida.
Puede que no sea perfecta pero cumple el objetivo: retratar la vida; la que nos rodea y la que nos define.

'Niños en el tiempo' de Ricardo Menéndez Salmón


Decir que ‘Niños en el tiempo’ es una joya, sería una declaración demasiado insustancial. La cantidad de sentimientos y sensaciones que me sobrecogieron al leer esta novela fueron de tal intensidad que no puedo resumirla en un sustantivo, en un adjetivo.
‘Niños en el tiempo’ se divide en tres partes que se unen al final inesperadamente. En la primera, ‘La herida’, el dolor nos inunda aunque, sorprendentemente, nos obliga a seguir leyendo. Un matrimonio pierde a un hijo y Menéndez Salmón relata la agonía que supone intentar sobrevivir a ello, como padre y como esposo. Desgarrador.
“Es humano, demasiado humano, tener que seguir adelante cuando todo pronostica que la posteridad, el porvenir, el mañana, son lanzas clavadas en el costado de la cordura.”
‘La cicatriz’, segunda parte del libro, nos habla de la niñez de Jesucristo. El autor proporciona a ese símbolo, a esa figura omnipresente en la cultura occidental, unos primeros pasos maravillosamente humanos. Gracias a ello nos cuestionamos, junto con el narrador, asuntos que, pese a ser evidentes, habían pasado inadvertidos ante nuestros ojos por la fuerza de Jesús como símbolo.
“¿Perpetró la misma ruta que los demás niños, cumplió el viaje infinito al linaje de cuerpos del que los mortales proceden? Niños de niños de niños.”
Con ‘La piel’, que cierra ‘Niños en el tiempo’, nos encontramos con una mujer que decide huir a Creta por un tiempo al descubrir que está embarazada sin saber quién es el padre con certeza. Esa pequeña estancia y, sobre todo, su encuentro con un exiliado de la vida, cambiará su percepción de la existencia para siempre y dejará al lector con la boca abierto. Es quizás esta parte la que incluye los fragmentos más preciosos:
“Bastaba saber que las estrellas estaban allí, sobre sus cabezas, y que ningún hombre podría reclamarlas como suyas, ya que en realidad pertenecían a todos por igual.”
Merece mucho mucho mucho la pena.

Voices from Chernobyl de Svetlana Alexievich

En Voices from Chernobyl, la periodista ‪#‎SvetlanaAlexievich‬ recoge los testimonios de los supervivientes que se vieron afectados por el desastre ocurrido tras la explosión de un reactor de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin (a 18km de la ciudad de Chernóbil): madres, esposas, militares, bomberos, hijas, profesores, parteras, aquellos que huyeron, aquellos que regresaron… todos ellos rodeados de una soledad y una tristeza abrumadoras.
Sobra decir que se trata de un libro en el que la realidad es demasiado cruda como para digerirla de una sentada; de hecho, no creo que se pueda digerir, se queda en la garganta creando un nudo que nos acompaña en toda la lectura. Sin filtros, los testimonios se van sucediendo y tu corazón se estremece contantemente. Dejan de ser perfiles desdibujados de un territorio lejano y se llenan de humanidad; cada testimonio pertenece a una persona, con nombre y apellidos, con una tragedia inconmensurable que empezó el día de la explosión pero que todavía perdura.
Gracias a ellos, las ideas preconcebidas sobre Chernóbil y sus gentes desaparecen y vemos a seres humanos con grandes valores como la lealtad, el amor incondicional hacia los familiares, hacia los vecinos, hacia la tierra. Antes del desastre formaban una comunidad sólida y casi idílica donde unos cuidaban de otros. Ahora, ser de Chernóbil es sinónimo de ser una atracción de circo o un ente monstruoso del que huir.
No quiero resumir sus historias porque tampoco lo quiso la autora. Ser testigo, nada más. Por eso, aquí recojo directamente algunos de los fragmentos que más me han impresionado.
“He started to change—every day I met a brand-new person. The burns started to come to the surface. […] My love. They couldn’t get a single pair of shoes to fit him. They buried him barefoot. [] No one wants to hear about death. About what scared them. But I was telling you about love. About my love…”
“I gave my cap to my little son. He really wanted it. And he wore it all the time. Two years later they gave him a diagnosis: a tumor in his brain… You can write the rest of this yourself. I don’t want to talk anymore.”
“My daughter was six years old. I’m putting her to bed, and she whispers in my ear: ‘Daddy, I want to live, I’m still little.’ […] I want to bear witness: my daughter died from Chernobyl. And they want us to forget about it.”
“She plays ‘hospital’. She gives her dolls shots, takes their temperature, puts them on IV. If a doll dies, she covers it with a white sheet.”

‪#El Principito‬ (1943) de Antoine de Saint-Exupéry


Este post, a diferencia de los otros, no pretende analizar el libro en cuestión. No creo que pueda decir nada nuevo sobre este clásico universal. Solamente quiero recordarlo para que algún perdido lo recuerde conmigo y lo vuelva a leer, o lo lea por primera vez si es que nunca lo ha hecho.
El Principito (1943)

El Principito debería llevarse en el bolso como se lleva una aspirina de emergencia. En cualquier momento el corazón puede necesitar de sentido común en un mundo que se cree serio y coherente. Ser adulto está sobrevalorado. De hecho no conozco a ningún humano feliz que sea enteramente adulto. Aquél que reniega de su inocencia está destinado a la amargura.
Dicho así parece algo sencillo pero al crecer las responsabilidades aumentan, las risas injustificadas disminuyen y pensar por uno mismo resulta realmente difícil cuando nos sentimos juzgados en todo momento. Aparentar, aparentar y aparentar. Una pregunta curiosa siempre está considerada ‘fuera de lugar’. ¿Qué quiere decir eso? ¿Fuera de qué lugar?
El caso es que El Principito puede servir de brújula para recuperar el norte que perdemos en nuestro día a día; entre horarios, oficinas, obligaciones, observaciones lógicas… No debería faltar en tu botiquín emocional (por muy cursi que suene). Unas gotas de ‘principito’ al mes, o incluso al año, nos pueden hacer mucho bien.
“Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.”
Uno se expone a llorar un poco, si se ha dejado domesticar…”

'Ha vuelto' (2013) de Timur Vermes


Adolf Hitler se despierta en el Berlín del siglo XXI sin saber qué ha ocurrido; eso sí, su personalidad y su memoria siguen intactas. Poco a poco va descubriendo que se encuentra en la Alemania de Angela Merkel, una Alemania en la que ha habido muchos cambios desde que él estaba en el poder. Lo cierto es que la novela pintaba muy bien, pero antes de empezarla, apareció una sombra que podría echar a perder todo el potencial de la novela: cabía la posibilidad de que la narración en primera persona del propio Adolf Hitler resultara una burda caricatura.
Para mi sorpresa, el personaje de este Adolf Hitler resucitado es intelectual y emocionalmente complejo. Pese a representar a la figura histórica, Timur Vermes realiza un gran esfuerzo por adentrarse en su lógica y en su carácter. Como decíamos, lo cierto es que al acceder directamente a los pensamientos, y a su consecuente conducta, el autor corría el riesgo de caer en un tópico continuo y repetitivo pero el experimento resulta un verdadero éxito. No cabe duda de que la obra de Adolf Hitler fue monstruosa pero Timur Vermes no se queda ahí e intenta escarbar en su psique.
Por una parte surgirán escenas comiquísimas fruto del simple choque entre la sociedad del siglo XXI y el Fürer del siglo XX; por otra, la comunidad no se mostrará impasible a la popularidad que ganará rápidamente al ser fichado por un programa de televisión. Unos se mostrarán encantados al entender que se trata de una crítica, otros se sentirán ofendidos por las heridas que remueve cada vez que aparece en los medios.
A modo de conclusión podríamos decir que se trata de un libro complejo que abarca tanto la risa como la reflexión, siempre desde una perspectiva inteligente mediante una narración bien elaborada.
“Había algo absolutamente insólito en todo aquello. Estaba en Berlín, desde luego, pero privado, eso era evidente, de todo el aparato del gobierno. Tenía que regresar con urgencia al búnker [...]“

‘Nada’ de Janne Teller (2011)


Audaz. Controvertido. Asombroso (literamente). Breathtaking. Inteligente. Reflexivo. Un libro que no te dejará indiferente.

Mi memoria lo situará siempre junto a ‘El secreto’ de Donna Tartt. Las autoras no comparten el mismo tipo de narración, tampoco comparten un planteamiento argumental similar. Aun así, los temas se rozan con los dedos y eso es suficiente para que guarde ambas novelas en mi ‘conciencia literaria’ (término que acabo de acuñar porque sí) como dos grandes libros sobre la oscuridad que pueden albergar las mentes más jóvenes.

En este caso, los protagonistas de ‘Nada’ rondan los trece años y pertenecen a la misma clase. Sus vidas transcurren con total normalidad hasta que a la vuelta de las vacaciones de verano, uno de ellos, Pierre Anthon, descubre que “nada importa” y que, por lo tanto “no merece la pena hacer nada.” Se levanta de la mesa, revela a sus compañeros la epifanía que acaba de tener y se marcha para instalarse en lo alto de un ciruelo y recordarles a sus compañeros de clase, con distintos argumentos, que la vida que llevan es absurda.
La reacción no se hace esperar. Furiosos ante las verdades de Pierre Anthon, un grupo de ellos decide reunirse para darle una lección al inquilino del ciruelo. Pronto creen hallar una respuesta: reunir un montón de significado; es decir, reunir objetos que son muy relevantes para ellos. Lo que empieza como una aventura inocente liderada por unas ansias de moralidad, acabará por convertirse en un motor de perversión imparable en el que ‘el montón de significado’ se convertirá en algo macabro. Su descubrimiento puede llegar a escandalizar a una sociedad entera.
La importancia de este breve libro reside, no sólo en sus páginas, sino especialmente en lo que nos hace plantearnos sobre la existencia, sobre nuestros límites y sobre lo que consideramos ‘verdadero’ o ‘importante’. Pierre sembrará la semilla de la discordia entre sus compañeros, pero también lo hará en nuestro cerebro.
En una palabra, “magistral”.

viernes, 20 de marzo de 2015

Vida de provincias de María Yuste (2015)

Honolulu Books acaba de publicar Vida de provincias de María Yuste. Esta escritora, de tan sólo 26 años, ha conseguido lo que muchos desean y no siempre consiguen tras décadas de escritura: un libro generacional y atemporal al mismo tiempo. Por fin, aquellos que nacimos entre finales de los 80 y principios de los 90 del siglo XX, podemos leer episodios en los que reconocemos recuerdos propios que nos marcaron y que nos hacen sentirnos maravillosamente viejos.  Además, dejando de lado el factor generacional, la autora consigue con su prosa, casi poética en diferentes ocasiones, conectar con sensaciones que todo ser humano, tenga la edad que tenga, ha experimentado y han quedado marcadas a fuego en la memoria. Estos textos breves, que nacen de 'la vida de provincias', consiguen trascender y emocionar al lector, sea de los 90 o no, sea de provincias o de ciudad.  

Con Vida de provincias, María Yuste abre una ventana a su corazón para que el lector pueda asomarse a un álbum familiar lleno de recortes, lleno de primeros planos emocionales, que van desde la más tierna infancia hasta la adolescencia tardía. Risa, temor, emoción, miedo... todo ello en textos ágiles y precisos. La prosa y las pequeñas escenas de este librito tamaño postal te encantarán ahora que estás en tu veintena, pero te gustarán mucho más cuando lo recuperes de la estantería, lleno de polvo, pasadas unas cuantas décadas, y puedas volver a tu infancia y a tu adolescencia en unas pocas frases.



HonoluluBooks 2015


miércoles, 18 de marzo de 2015

Un poco de madera y acero de Chabouté (2015)

Cuando la historia de una novela nos absorbe por completo, nuestra mente pasa una película a todo color, con sonido envolvente y en 3D en la que los personajes tienen unas características físicas muy concretas, las calles tienen un lugar específico en nuestro mapa mental y los espacios desprenden un olor especial. Por eso a la salida del cine podemos oír  a menudo reproches tras ver la adaptación cinematográfica de un libro; que si me la imaginaba rubia, que si no se parece al protagonista (al de nuestra cabeza, evidentemente), que si no sabía que tuviera ese acento... Puede llegar a ser chocante y destruir el mundo que habíamos creado tras horas de leer diálogos, descripciones o narraciones; de ahí la frase que todo cooltureta ha soltado alguna vez en su vida: 'el libro siempre es mejor que la película'.

Un poco de madera y acero funciona justo al revés. Esta novela gráfica sin palabras hace que, a partir de diferentes escenas, personajes y, sobre todo, sus expresiones, nazcan conversaciones y episodios que no están ahí o, por lo menos, no de manera explícita. Chabouté, tomando como soporte la vida de un banco, dibuja para nosotros pequeñas grandes historias de personas anónimas. No sabemos más de lo que el dibujante quiere mostrarnos: una sonrisa, una herida, una mirada de complicidad... el resto lo ponemos nosotros. Los personajes van y vienen, la vida les cambia y nosotros accedemos a esos momentos, cruciales desde cerca e insignificantes desde lejos, a través de una ventana privilegiada. 

Esta novela gráfica te sorprenderá por las historias que te cuenta y por las que puedes contarte. Un ejercicio precioso de lo que puede nuestra imaginación hacer por nosotros con un empujón sutil pero eficaz. 









jueves, 5 de marzo de 2015

entre culebras y extraños de celso castro (2015)


El protagonista de esta novela es un adolescente de dieciséis años tiránico y sensible, despiadado y frágil. Es consciente de ello y, aunque las contradicciones que conforman su personalidad le angustian, no puede evitar descargar su tormento sobre los demás. Egoístamente, rechaza y reclama a los que más quiere cuando lo necesita: a su sobreprotectora madre, a su hermana y, especialmente, a sofía, la compañera con la que ha descubierto la sexualidad a una edad tempranísima y que le ha ofrecido un amor incondicional. Esta relación es determinante para comprender la fragilidad que se esconde tras ese semblante intelectual y serio. Su actitud con respecto a ella será extrema en todos los sentidos, sobre todo, cuando se desvele el gran secreto que todos, menos él, parecen conocer. Entre tanto, la odiará, la amará, la volverá a odiar, la necesitará para respirar, para dar sentido a su vida, la repudiará como a un perro… La arrastrará a sus sombras una y otra vez tensando la cuerda que les une.

En las primeras líneas de la novela, la muerte repentina de su padre hace que la parca deje de ser una entidad abstracta para convertirse en una compañía tangible y presente en todo momento. No sufrirá un gran dolor por la pérdida de su padre sino que más bien le hará comprender el poder que tuvo esa personalidad tosca, distante y exigente sobre la suya. De hecho, le culpa directamente de su comportamiento deshumanizado y despótico. Recuerda los enfados de su padre por la su delicada salud desde pequeño y el cariño recibido por su madre… no es capaz de rememorar ni un solo recuerdo afectuoso.
entre culebras y extraños es una novela extensa, intensa, única. La voz narrativa es exquisita y nos permite, casi sin filtros, adentrarnos, no sólo en los pensamientos del protagonista, sino en su angustia y en su desesperación… casi podemos sentir sus dolores de cabeza, sus palpitaciones nerviosas. celso castro consigue romper la barrera que nos suele separar del personaje principal sin miedo a perder la empatía por él. No es perfecto, sus pensamientos distan mucho de ser políticamente correctos (¿y los de quién no?) pero, aun así, permanecemos junto a él todo el camino; necesitamos comprender para comprendernos.

Esta historia es tan poderosa que nos hará cuestionarnos los resquicios más oscuros de nuestra personalidad, tan poco explorados. Nos abofetea desde un segundo plano para que tengamos que enfrentarnos desnudos a las partes de nosotros que más nos asustan y que más ocultamos. Que no te engañe el fino lomo de este libro, entre culebras y extraños explora profundamente la psique humana a partir de su protagonista, un amante de Schopenhauer que intentará sobrevivirse.


2015, Destino.



lunes, 2 de marzo de 2015

Musarañas (2014)

‘Musarañas’ es una prueba más de que el cine español está lleno de talento, tanto detrás como delante de las cámaras. Poco a poco se escucha menos el ‘ah, no vamos que ésta es española’ y la gente se anima a confiar en proyectos nacidos bajo el paraguas de nuestra cultura. Yo, que soy de lo menos patriota que hay en el mercado, me enorgullezco de ver que la gente también valora el trabajo, el esfuerzo y la inteligencia artística de aquí; que se apuesta por el cine de calidad y se normaliza frente a las películas de risa o ‘susto’ fácil. Después de haberme recreado en mis pensamientos porque sí, pasemos a hablar de la protagonista de este post: Musarañas.
Años 1950. España. Montse es una mujer que padece agorafobia, crisis de ansiedad agudas y alucinaciones en las que la visitan fantasmas del pasado. Convive con su hermana pequeña, una joven de dieciocho años guapa e inteligente que pretende llevar una vida normal propia de su edad. La relación de las hermanas está llena de claroscuros. Amor, odio, caricias, violencia. Sin padres, Montse ha adoptado la figura de madre ultracatólica conservadora que se dedica a coser en casa y a controlar a ‘la niña’. Poco a poco se irán desvelando los secretos que Montse ha ocultado tras años en la soledad; sobre todo, tras secuestrar, por accidente (si es que eso es posible), al vecino de arriba (Hugo Silva) y se revelará su verdadera personalidad.
Un reparto espectacular, con especial énfasis en Macarena Gómez (Montse) y Nadia de Santiago (la niña); una trama compleja y bien hilada llena de sorpresas; una atmósfera perfecta sin caer en los tópicos del cine de terror psicológico; un desenlace imprevisible. A modo de conclusión: una película completa en todos los aspectos.

Mientras las princesas duermen, Elizabeth Blackwell

Todos conocemos la fábula de La Bella Durmiente y, sin importar la fuente contemporánea que tomemos, la trama se reduce al triunfo del Bien sobre el Mal, de la belleza sobre la fealdad, de las buenas intenciones sobre la magia negra. EnMientras las princesas duermen, Elizabeth Blackwell nos ofrece una perspectiva mucho más amplia de la historia a través de una versión realista de los hechos. Gracias a esta novela podemos llegar a entender cómo algunos sucesos históricos deformados por el tiempo y las habladurías han podido originar las leyendas que conforman nuestra cultura y, al fin y al cabo, parte de lo que somos.
La novela de Blackwell es fruto de la combinación de la fábula junto con su trabajo y su imaginación pero podría ser perfectamente la fuente de La Bella Durmiente tal y como ha llegado a nuestros días. Ahí reside la magia y el encanto de esta narración.
La obra da comienzo cuando Elise sorprende a su bisnieta Raimy cuando ésta descubre entre sus pertenencias una daga con empuñadura de piedras preciosas. En ese momento, en lugar de evadirse de sus recuerdos dolorosos e ignorar lo sucedido una vez más, decide contar a Raimy sus vivencias en la corte real en sus años de juventud. Lejos de los cuentos de hadas con purpurina y pociones milagrosas, le explicará cómo fue su vida entre princesas, costureras, damas, caballeros y criados de diferente rango. Elise, desde una perspectiva privilegiada, relata la verdadera historia de Rose (Bella) sin dejar de lado la suya. Secretos tanto de la propia Elise como de la corte impregnarán una trama conocida por todos replanteada desde una perspectiva nueva donde la crueldad y las ansias de poder más oscuras, que no tienen cabida en los cuentos con final feliz, guardan gran parte del protagonismo.
A muy temprana edad, nuestra protagonista y narradora huirá, tras la muerte de su madre, de un hogar en el que sólo podía esperar palizas del hombre que decía ser su padre. Gracias a una tía, conseguirá introducirse como sirvienta en la corte real e ir medrando poco a poco hasta llegar a servir a la propia reina Leonore, la madre de Bella. A partir de ahí todo se irá complicando hasta límites insospechados y la necesidad de leer más, y cada vez más rápido, inundará la mente del lector sin remedio. En estas 500 páginas no sobra ni una sola vivencia, ni una sola descripción. La intensidad de la vida de Elise y del resto de los protagonistas se plasma en esta novela de manera excepcional ya que recoge aquello que los hace tremendamente humanos, no aquello que podría ensalzarlos a la categoría de leyenda. Además, los personajes no resultan planos sino que comenten errores y no por ello dejan de intentar hacer el bien para seguir sus principios.
En Mientras las princesas duermen se sustituye la magia por la superstición y todos y cada uno de los acontecimientos son explicables sin hechizos de por medio. Esta adictiva novela nos empuja a leer porque sabemos y no sabemos. A nuestro favor, el conocimiento de la historia de Bella, en nuestra contra, también. Muy recomendable para todos aquellos que deseen volver a los cuentos de hadas desde un prisma totalmente innovador y estén dispuestos a recibir sorpresas, una tras otra. No apto para niños ni para mentes azucaradas.

El país de la pizarra

Los adultos (me voy a incluir aunque no estoy muy segura de ello) deberíamos leer más  a menudo cuentos destinados a los más pequeños; de los que destilan magia, polvos de hada, inocencia pero también muchísima verdad, de esa que es tan verdadera, que deja de ser evidente cuando crecemos. Es curioso pero parece que las mariquitas y las estrellas parlantes hacen que la franqueza aparezca de manera más clara que con largos ensayos sobre la existencia.
El país de la Pizarra da comienzo con el argumento más antiguo del mundo: la princesa desaparece y debe ser rescatada. En esta ocasión no se presentará un príncipe apuesto para salvarla de un dragón sino que será un grupo de niños valientes que, resguardados bajo la protección de la luna llena y de algún que otro elemento fantástico, partirán en su busca para poder devolver la felicidad al reino.
Este precioso cuento ha conseguido arrancarme un par de risas sonoras y sinceras y me ha dejado una sensación de calidez maravillosa. Para leer solo o con un humanito, para leer en el metro o antes de ir a dormir… breve pero efectivo para tomarnos un ‘break’ de tanta seriedad.

El verdadero final de la bella durmiente de Ana María Matute

El verdadero final de la bella durmiente de Ana María Matute
Nunca tuve suficiente con el ‘y comieron perdices'; de hecho, de pequeña, ni siquiera lo entendía. Tampoco me hacía mucha gracia no saber de dónde provenía el Príncipe Azul… ¿por qué ‘azul’? ¿Quién era ese desconocido para besar a la princesa sin su consentimiento? ¿Tan especial era para haberla enamorado de la nada? Supongo que, como muchos, no me conformaba y necesitaba más información para entender.
Ana María Matute, desde las estrellas, nos da la respuesta con una narración magnífica. Intriga a mayores y a pequeños y recupera la crueldad medida que, ami parecer, es necesaria en toda fábula infantil. Gracias a esta narración ilustrada, ligera y poderosa, podremos llenar aquellos huecos de nuestra memoria infantil que no nos permitían acabar de comprender el mundo.

Relatos salvajes (2014)

Dicen que vivimos en la civilización y, aunque a veces nos lo creamos, nuestra parte primitiva no morirá nunca. He tenido docenas de discusiones sobre esto y por fin (¡por fin!) ha llegado la película que corrobora mis teorías: no necesitamos una situación extrema para que la bestia que llevamos dentro se libere, basta con que algo desconocido en nuestro interior haga ‘click’ para que despierte y arrasemos como lo haría un perro rabioso.
Podemos leer, cultivar la mente, meditar, filosofar, expresar nuestros sentimientos más profundos mediante la poesía, usar el diálogo para solucionar conflictos… todo eso está bien y es evidente que nuestro intelecto nos diferencia de los animales más primarios pero me niego a negar que gran parte de lo que nos define es el instinto, la rabia, la impotencia, el odio, el impulso sexual, el rencor, el hambre, el miedo…  Un grito dice mucho más de nosotros que un discurso, un llanto ahogado, también.
En Relatos salvajes se nos presentan diferentes historias en las que esa parte irracional sale a la luz y destierra el intelecto. Con actores maravillosos y tramas tan increíbles como verosímiles, es fácil creer que cada uno de nosotros sería capaz de un acto extremo guiado por su yo más profundo, aquel que sólo sale de noche y nos permite clasificar a los dementes. Estas historias están protagonizadas por personas perfectamente normales que sienten ese ‘click’ del que hablábamos unos líneas arriba y desencadenan un huracán de sentimientos.
Personalmente, y esto ya no tiene que ver con el film, no me he querido casar jamás (de hecho no tendría con quién), pero si alguien me promete (a ser posible un hombre) una boda como la de la película, estoy dispuesta a pensármelo. Ahí lo dejo, ¿alguien se apunta?