miércoles, 18 de marzo de 2015

Un poco de madera y acero de Chabouté (2015)

Cuando la historia de una novela nos absorbe por completo, nuestra mente pasa una película a todo color, con sonido envolvente y en 3D en la que los personajes tienen unas características físicas muy concretas, las calles tienen un lugar específico en nuestro mapa mental y los espacios desprenden un olor especial. Por eso a la salida del cine podemos oír  a menudo reproches tras ver la adaptación cinematográfica de un libro; que si me la imaginaba rubia, que si no se parece al protagonista (al de nuestra cabeza, evidentemente), que si no sabía que tuviera ese acento... Puede llegar a ser chocante y destruir el mundo que habíamos creado tras horas de leer diálogos, descripciones o narraciones; de ahí la frase que todo cooltureta ha soltado alguna vez en su vida: 'el libro siempre es mejor que la película'.

Un poco de madera y acero funciona justo al revés. Esta novela gráfica sin palabras hace que, a partir de diferentes escenas, personajes y, sobre todo, sus expresiones, nazcan conversaciones y episodios que no están ahí o, por lo menos, no de manera explícita. Chabouté, tomando como soporte la vida de un banco, dibuja para nosotros pequeñas grandes historias de personas anónimas. No sabemos más de lo que el dibujante quiere mostrarnos: una sonrisa, una herida, una mirada de complicidad... el resto lo ponemos nosotros. Los personajes van y vienen, la vida les cambia y nosotros accedemos a esos momentos, cruciales desde cerca e insignificantes desde lejos, a través de una ventana privilegiada. 

Esta novela gráfica te sorprenderá por las historias que te cuenta y por las que puedes contarte. Un ejercicio precioso de lo que puede nuestra imaginación hacer por nosotros con un empujón sutil pero eficaz. 









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